Ella es Juana Espinosa, tiene 39 años y es oriunda de la ciudad de Santa Fe, Barrio San Lorenzo.

De lunes a viernes vive en la ciudad de Esperanza por trabajo que realiza para una Empresa de Construcción. Allí, es ayudante y ejerce su labor en las obras que se están realizando para el nuevo ingreso al Campus FAVE por Ruta Provincial Nº 70.

Es admirable llegar al Campus y verla junto a sus compañeros trabajando a la par de ellos, con su pala y demás herramientas.

En la empresa “BR” hace un año que trabaja. Ingresó en plena pandemia por medio de “Mujeres a la Obra”, una Organización de Santa Fe sin fines de lucro que ayuda a mujeres brindándoles Cursos de Construcción.

“Ingresé a la convocatoria de la empresa y gracias a Dios hoy tengo un trabajo en blanco y puedo salir adelante. Tengo 2 hijos varones, Joaquin de 13 y Ciro de 9 años, que ahora están en Santa Fe al cuidado de uno de mis hermanos.

Desde chica y por medio de mi papá tengo noción en lo que respecta a la construcción, él me llevaba de ayudante. Somos 9 hermanos, yo soy la mayor y se tenía que salir y la cuestión era solventar nuestros gastos. Terminé la primaria y la secundaria, tengo todos los estudios completos. Por circunstancias de la vida estaba sin trabajo y comencé a trabajar de esto; primero en negro donde se ganaba poco y gracias a Dios hoy tengo la suerte de estar en la empresa en blanco, lo cual me permite tener aportes y un montón de cosas que me pueden servir para el día de mañana, para una jubilación y también para darle un futuro a mis hijos.

En el 2005 entro al Ejército como soldado voluntaria, en el 2010 me retiro y de ahí, por cuestiones de la vida, empecé a agarrar diversos trabajos, había quedado sola con 2 niños. Sé que se sale adelante, muchas mujeres sufrimos violencia, y yo tuve la mala suerte de padecer violencia de género, pero no me quedé, sino que hice trabajos domésticos, cadetería y empecé nuevamente en la construcción. Gracias a Dios hoy estoy con la empresa.

A mí lo que me gustaría es que varias empresas tengan la oportunidad de contratar mujeres porque podemos hacer este tipo de trabajos. Yo lo hago porque somos todos iguales, mi compañero está cansado igual que yo. El cansancio mío es igual al que tiene mi compañero.

El trabajo es dignidad, es salir adelante. Y yo sé que se puede. Estuve en el pozo, pero convencida de que me tenía que levantar, no puedo quedarme en mi casa esperando una solución. No recibo ninguna ayuda del Gobierno, jamás la tuve porque a mí me gusta trabajar y ganarme el trabajo con el sudor porque lo más lindo que hay es llegar a tu quincena y decir me lo gané. Nadie me regaló nada.

Estoy agradecida. Si puedo hablar yo, hablaré por todas y que se reconozca que nosotras podemos estar en la construcción. En la empresa que estoy hay otra mujer, Susana Torres.

Hay muchas mujeres que estamos en silencio, solas, pero sin embargo salimos adelante para poder mantener a nuestros niños.

A mí me gustaría poder estudiar un curso de construcción en seco, electricidad y perfeccionarme en plomería y gasista para tener otras alternativas. No dejaría nunca la construcción.

Todos los días pienso en levantarme, salir adelante y ya un día menos que falta para ver a mis hijos que es lo que más me importa, verlos a ellos”.

*** Entrevista realizada el 05 de mayo de 2021 ***

¡Hola! Me llamo Elizabeth Muñoz Ayala, soy estudiante de la carrera de Medicina Veterinaria de la UNL, Facultad que se encuentra en Esperanza y la cual elegí por su renombre y proximidad.

Nací en Nogoyá, Provincia de Entre Ríos, donde vive toda mi familia a excepción de mi mamá. En la adolescencia nos mudamos a Pilar, Provincia de Santa Fe, pero sigo siendo de Nogoyá, es el lugar con el cual más me identifico. En Pilar vivíamos en el campo, mis padres trabajaban como tamberos, y con mi hermana solíamos también ayudarlos, en la guachera, en el tambo los fines de semana y demás tareas. En uno de los colegios del pueblo pude terminar mis estudios secundarios y formarme.

En 2012 decidí estudiar esta carrera y para ello, debía buscar trabajo para poder establecerme en Esperanza. En agosto pude conseguir 2 actividades laborales de temporada, al mismo tiempo que me preparaba para el cursillo de ingreso de la FCV del año 2013.

Mientras transitaba esa etapa, creí que iba a ser difícil articular el estudio con el trabajo. Desde que ingresé ha sido un reto, pasando por diferentes actividades laborales, dependiendo de las necesidades que se me presentaban, pero pudiendo solventar los gastos.

Trabajos como delivery, cuidado de niños, barman, limpieza de casas, Beca BAPI en la FCV, labor en la cual aprendí mucho y me permitía ser organizada con mis horarios. En 2018 fui tutora en el marco del acompañamiento de nuevos ingresantes a la carrera, lo que me ayudó también a manejarme mejor dentro de grupos; también aprendí a elaborar comida a base de plantas que luego vendía; este último período, me desempeño como ayudante en la cátedra de Inmunología de la FCV. Participo activamente en diferentes labores en la Reserva Federico Wildermuth, al mismo tiempo que a fines del año 2021 inicié un emprendimiento de feria americana, haciendo hincapié en la necesaria moda circular. Esperanza es una ciudad que te permite ser creativo y conseguir actividades que se amolden a tus necesidades.

Si es cierto que cada vez que se terminaba una labor, sea porque se ha cumplido el tiempo o necesitaba cambiar por algo que me sea más rentable, era una incertidumbre y preocupación; pero más allá de que los desafíos son cambiantes año a año, uno siempre encuentra cómo superarlos; y sí, puede que lleve tiempo, o que haya situaciones que nos hagan sentir frustrados, agotados o caídos, pero el ser humano es resiliente y creativo, y es eso lo que nos mantiene siempre de pie encontrando las soluciones a cualquier situación que se presente.

La carrera de Medicina Veterinaria es un gran ejemplo de ello; es muy linda transitarla, se presentan retos todo el tiempo, las materias de los últimos años son más complejas y largas, y uno cree que no va a poder, entonces decide cambiar las estrategias de estudio, buscar compañeros para compartir ese período, reinventarse y cuando se logran destrabar ciertos niveles, después de tanta constancia, es un plus de energía y de confianza que te permite seguir con todo el entusiasmo.

Es una facultad que aparte de ayudar a que uno pueda superarse, también te ofrece oportunidades para que puedas crecer en el campo que más te guste, sin importar si cierta labor siempre ha sido más comandada por un género u otro. Es cierto que antes esta carrera era dominada en su gran mayoría por hombres, pero también se puede observar que ha ido evolucionando, y hoy en día las aulas se pueden ver repletas de mujeres, y no sólo las aulas, también las cátedras, laboratorios, campos, clínicas, diferentes áreas en donde participa la mujer como profesional.

De a poco fue y va dando pasos en terrenos que antes eran sólo trabajados por hombres. Hay médicas veterinarias trabajando en clínica de equinos, también con bovinos, que, si bien son actividades en las cuales cuesta trabajo iniciarse, ellas lo han logrado. Incluso la profesión te permite comenzar con labores que antes no eran muy valoradas, pero que la misma sociedad con su dinamismo lo vuelve una necesidad, como es el ejemplo del crecimiento del trabajo en el campo de animales de compañía.

Creo que la evolución que ha tenido esta carrera, no sólo es comandada por la labor de la mujer a nivel facultativo, sino también a nivel sociedad. Es una corriente que se ha ido contagiando en todas las esferas, hasta que pudimos entender que no se trata de una cuestión de géneros, sino de una cuestión de personas con valores y ganas de crecer para bien. Este cometido logrado por la mujer, surgió de las bases de aquel reclamo de ese lugar que por derecho era suyo en la comunidad, y haciéndose visible como partícipe de la misma, porque así siempre lo fue, sólo que antes no se veía y cuando algo no se ve, no se da por conocido; entonces, no se puede adoptar como propio, entender, trabajar y evolucionar, sobre aquello que no se conoce.

Creo que el rol que cumple la mujer en la sociedad, es cada vez más necesario. El seguir mostrando, visibilizando que somos un todo, personas que pueden hacer y cambiar las cosas para bien, y que más allá de que haya diferencias, que siempre va a ser así, y esa es la esencia de cada uno, se puede vivir en paz: con la tierra, con el otro y con nosotros mismos.

 

¡Feliz día de la mujer!

¡Feliz día de la visibilización!