“El pescado y los productos pesqueros representan una fuente importante de proteínas de alto valor biológico y nutrientes esenciales para tener una nutrición equilibrada y disfrutar de buena salud. Son ricos en grasas insaturadas, las llamadas grasas buenas, que lo convierten en un alimento recomendable para prevenir enfermedades como la arteriosclerosis por ejemplo”. Quien se entusiasma con los beneficios del pescado es la veterinaria Natalia Garbe, docente de la cátedra de Acuicultura de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), que junto a Lilián Cadoche, magister en Didácticas Específicas y profesora de la cátedra de Matemáticas de la FCV, co-dirige un proyecto de extensión de interés social para promover el consumo de carne de pescado en escolares.


“La idea es crear un modelo educativo para incentivar el consumo de carne de pescado y buenas prácticas de manipulación para una alimentación saludable en niños de edad escolar, considerando que los chicos serán importantes difusores en su entorno familiar”, indica Garbe. “A largo plazo creemos que estimular la demanda de estos productos alentará la producción acuícola en nuestra zona”.


Trabajo en equipo


El proyecto original partió del interés de las dos profesoras de la FCV y contemplaba solamente la realización de talleres con niños pequeños. Pero la tarea resultó más compleja de lo esperado, y pronto fue necesario sumar más personas al equipo. Como piezas de un rompecabezas que se ensamblaron a la perfección, Garbe cuenta que primero invitaron a estudiantes del profesorado de primaria, de la Escuela Normal Superior Nº 30, que cursaban un taller de práctica. “Ellas nos ayudaron a aplicar lo que nosotras queríamos transmitir a los chicos”.


Durante dos seminarios intensivos, las futuras docentes recibieron información vinculada con fisiología y morfología de los pescados de río, el valor nutricional de su carne, los beneficios de su consumo para la salud, riesgos y peligros relacionados con la incorrecta manipulación de este producto junto a normas de buenas prácticas de manipulación de alimentos (en especial los derivados de la pesca). En esta etapa, Garbe y Cadoche trabajaron con información sobre peces de mar y río, haciendo hincapié en las especies locales. “Si comparamos las grasas saturadas de los pescados del río Paraná más consumidos, con los de la grasa de la carne vacuna, de presencia habitual en la mesa argentina, los pescados contienen menor proporción de éstas, lo que hace que su consumo sea más saludable que el de la carne de res”.


Una vez que completaron la formación, se realizaron otros encuentros en la escuela donde las docentes diseñaron diferentes propuestas lúdicas para trabajar con niños de 7 a 10 años, como juegos y teatros de títeres.


El tercer eslabón de la cadena fue el Centro de Salud del Barrio Los Troncos, en la ciudad de Esperanza. “Ellos estaban interesados en temas de alimentación saludable, porque detectaban casos de obesidad e hipertensión y querían trabajar sobre la alimentación”. A partir de esta demanda concreta, el equipo decidió comenzar a dar los talleres en el Centro de Salud y está planificado extender el trabajo a la comunidad educativa que funciona en la escuela próxima al centro. “Vamos a probarnos y conocernos”, indica la veterinaria, quien destaca la importancia de estos primeros encuentros. “Es un programa piloto, queremos ver cómo funciona para poder replicarlo después en diferentes zonas”.


Cadena de valor


El trabajo con los chicos es clave para después llegar a los padres. Garbe indica que la idea no sólo apunta al consumo de pescado sino también a su producción. “A largo plazo creemos que estimulará la demanda de estos productos y alentará la producción acuícola en nuestra zona”. Por eso, es importante trabajar y educar a los niños para difundir las buenas prácticas de consumo dentro de las familias. Además de los juegos otra de las estrategias para lograr este objetivo es enseñar recetas para hacer un plato de pescado diferente por día.


En septiembre, luego de realizar los talleres en diferentes escuelas, se tendrán los primeros resultados del programa. Por ahora, el impacto en los tres grupos involucrados fue muy positivo. “La primera parte de esta propuesta de extensión fue recibida con alto interés, agrado y participación por parte de las docentes del ciclo primario. Cuando empezamos las tareas de vincularnos no previmos el interés que en ellos produciría nuestra invitación y el invalorable apoyo que recibimos para instalar en un taller para niños los conocimientos que nos interesaba transmitir.”


“Con respecto al equipo médico del centro de salud, en vista de la importancia del tema, ellos profundizan su trabajo mediante campañas de concientización sobre alimentación y vida saludable, por lo que se encuentran organizando actividades para realizar con la población”.


Los beneficios de esta experiencia también se sintieron al interior del grupo extensionista, que según Garbe, afianzó sus habilidades para trabajar en equipo, adquiriendo mayor confianza, cohesión y complementariedad. “La interacción sociedad-universidad nos parece un emergente altamente satisfactorio de esta tarea de extensión, que permite grandes posibilidades de nuevas propuestas sostenidas en el tiempo”, concluyó.

 

Fuente: Prensa UNL