Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) relevaron 33 establecimientos del departamento 9 de julio para conocer la prevalencia de parásitos gastrointestinales en caprinos. En casi todos los lugares hubo resultados positivos.

El trabajo, realizado en 2015 como parte de un proyecto más amplio de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) de la UNL, tuvo como objetivo realizar una caracterización de las majadas y relevar los problemas sanitarios causados por endoparásitos en los sistemas productivos caprinos, con el fin de realizar luego una intervención social directa a producciones de pequeña y mediana escala. "Se trabajó en 33 establecimientos del departamento 9 de Julio, los cuales cuentan con un mínimo de 23 y un máximo de 200 animales. En el norte de la provincia de Santa Fe la producción caprina está mayoritariamente asociada a pequeños productores. Parte de esa producción se dedica al autoconsumo y a la venta de cabritos para carne. La mayoría de las familias desarrollan economías de subsistencia y en muchos casos con necesidades básicas insatisfechas", explicó Viviana Orcellet, investigadora de la FCV.

En los lugares se tomaron muestras individuales de materia fecal a 541 animales adultos. Luego, las heces fueron procesadas en el Laboratorio de Estudios Parasitológicos de la FCV y se determinaron los géneros parasitarios presentes en cada majada. 

"El 97% de los establecimientos presentaron resultados positivos. Los géneros presentes fueron Haemonchus y Trichostrongylus en el 97% de los establecimientos muestreados, seguido por Strongyloides en el 45%, Teladorsagia en el 36%, Oesophagostomum en el 33% y Cooperia en 12% de los establecimientos. Además en dos lugares se evidenciaron huevos de Trichuris. Con respecto a los coccidios, los resultados revelaron que 94% establecimientos resultaron positivos a la presencia de ooquistes en los excrementos”, detalló Orcellet.

Consecuencias

La elevada prevalencia del género Haemonchus apareja graves consecuencias en las majadas debido a su acción patógena, que pueden llevar a la muerte a los animales. La clave está, según los especialistas, en realizar condiciones adecuadas de manejo. "Si tenemos en cuenta que no hay rotación de potreros y que no hay separación por grupos etarios, estarían dadas todas las condiciones para mantener la parasitiasis o producir parasitosis en las majadas, patología que va en desmedro de la producción provocando pérdidas de peso con la consecuente pérdida económica para el productor que genera cabritos para carne. También la humedad y la temperatura ambiente favorecen el desarrollo de los parásitos", advirtió Orcellet.

Por otro lado, afirmó que las eimeriosis, infecciones producida por parásitos del género Eimeria, en las cabras no generan patologías de importancia, inclusive soportan cargas relativamente altas, pero constituyen puertas de entradas para otros agentes, en especial bacterias. 

Recomendaciones

La principal recomendación a los productores de la región, sobre todo para coccidiosis, es la de evitar los hacinamientos y hacer que los corrales reciban directamente la luz solar, utilizar cal, flameado o barrido y colecta de las heces.

"Teniendo en cuenta el destino de la producción, nos obliga a trabajar sobre estrategias educativas para que se puedan minimizar las pérdidas ocasionadas por parásitos gastrointestinales. Con el diagnóstico de situación realizado podemos definir líneas de trabajo concretas para la población y los sistemas productivos del norte santafesino, llegando a una propuesta tal de lograr sustentabilidad de la zona, logrando compatibilizar una producción rentable y amigable con el medio ambiente, asegurando la comercialización de los excedentes y disminuyendo los índices de necesidades básicas insatisfechas de los pobladores", finalizó Orcellet.