Fenómenos globales como la contaminación, el cambio climático y los desastres naturales, ponen a prueba la capacidad de resiliencia de nuestras sociedades. La pandemia del COVID-19 nos recuerda que la salud es un derecho y una responsabilidad de todos. La Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL desarrolla una original experiencia que utiliza al arte y la cultura como herramientas de promoción de la salud.

Dicen que el arte ilumina nuestras experiencias, empodera y genera relaciones más democráticas e igualitarias. Partiendo de esta premisa, en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL se viene realizando un Proyecto de Extensión de Interés Social denominado “Cultura: una apropiación directa desde el territorio”. El objetivo es concientizar y educar en temas relacionados a la prevención de la salud, a través de actividades culturales y recreativas. La iniciativa cuenta con la participación de varias instituciones: los Centros de Atención Primaria de la Salud de barrio Los Troncos, Unidos, Norte y La Orilla, que dependen del Hospital SAMCO; la Biblioteca Popular de la Casita de Arte “Ärbol para tu nido”; y la Asociación Civil, Comedor y Copa de Leche “Cachito de Pan”, que brinda alimentación y apoyo escolar a niños de familias carenciadas.

Para conocer más detalles, el Director del Proyecto, Mgter. Daniel Malano, docente e investigador a cargo de la cátedra de Extensión de la Facultad de Ciencias Veterinarias, brinda mayores precisiones.

-¿Cuáles son los objetivos del proyecto?

-En primer lugar promover la salud, el desarrollo humano y el fortalecimiento de organizaciones locales a través de la Cultura y la Extensión. Un segundo objetivo es que la comunidad se “apropie” de los espacios, especialmente los Centros de Salud barriales, para actividades que no sean las exclusivas de la salud. Este fue el origen del proyecto en el año 2018: aprovechar los espacios de los centros de salud para realizar actividades culturales -desde los Talleres del Campus FAVE- como un medio para acercar a la comunidad y aprovechar ciertos momentos para la difusión de la agenda de salud pública.

-¿Cómo lo logran? ¿Cuál es la idea concretamente?

-Nos dimos cuenta de que las actividades culturales y los talleres (sean artísticos, lúdicos o recreativos) son herramientas útiles para el abordaje de temas como prácticas de higiene, prevención de la salud, tenencia responsable de mascotas, campañas de vacunación. Pero además, ese acercamiento nos permite investigar las percepciones sociales respecto al sistema público de salud, las carencias, la calidad y requerimientos de servicios públicos, entre otras cosas. “Escuchar a la gente y comprender sus necesidades” fue un resultado que es de gran utilidad tanto para el Hospital SAMCO (para analizar sus presupuestos de crecimiento y ampliación) como para la Universidad, que se enriquece con las voces locales que viven sus problemáticas cotidianas y cumple así su misión de promover el bienestar general, empoderar a los ciudadanos y favorecer la inclusión social, respetando la diversidad.

-¿Cómo eligieron a las demás instituciones que participan del proyecto? ¿Qué aportan cada una de ellas?

-Los Centros de Salud han generado un sentido de pertenencia muy fuerte en la comunidad, más allá de su rol específico. Convinimos en reproducir un proyecto similar al que se estaba desarrollando en Santa Fe con los efectores de salud pública, y de este modo, se consiguieron los avales correspondientes para llevarlo adelante y ya llevamos 3 años consecutivos trabajando juntos. Además, el hecho de que están ubicados en barrios alejados del centro, con problemas como la falta de algunos servicios, calles de tierra, familias numerosas de bajos ingresos, fue un poco “acercarles la cultura y el arte a su barrio”. En el caso de “Ärbol para tu nido” es un proyecto cultural y educativo con gran potencial, donde niños y adultos se expresan libremente a través de talleres de música, literatura y artes plásticas. Y por último, “Cachito de Pan” es una asociación que trabaja en un barrio de muchas familias con bajos ingresos, con problemáticas como déficit alimentario y bajo rendimiento escolar, falta de limpieza en lotes y baldíos, proliferación de insectos y roedores, todas cuestiones vinculadas a la salud.

-¿Qué rol cumplen los estudiantes?

-Estos proyectos los realizamos como parte de la formación académica de los estudiantes de la Facultad de Veterinaria, así que todos los años disponemos de “voluntarios” que se involucran y se comprometen con un sistema educativo diferente, de distintas maneras: desde el estar presentes en el territorio, percibir las necesidades de la comunidad a través de la comunicación directa con ellos, empatizar y proponer conjuntamente alternativas de solución de problemas, es decir, “aprender haciendo con el otro”.

-¿Cómo se logra empoderar a los participantes del proyecto?

-La intención es desplegar en el territorio acciones sustentables a futuro, que perduren en el tiempo. Empoderar  a los ciudadanos, promover espacios de diálogo y convivencia, respetando y poniendo en valor distintas experiencias de vida, conocimientos populares, creencias y particulares percepciones de problemáticas comunes. El empoderamiento se da cuando las personas se perciben valoradas por lo que son y no por lo que tienen, cuando sus ideas se debaten, se llevan adelante y aprenden cosas nuevas. Es acá cuando entra la difusión de políticas públicas en salud, la higiene y cuidado de espacios comunes, por ejemplo. Y surge un espíritu emprendedor para mejorar el barrio, en colaboración con organizaciones como la parroquia, la escuela o el club.  

-Siendo que el proyecto está vinculado a la salud, ¿qué opinión te merece esta pandemia mundial? ¿Qué podemos aprender?

-Esta pandemia, en cierta forma, es consecuencia del avance indiscriminado, no planificado ni sustentable. Y ha puesto en tela de juicio la relación del ser humano con el ambiente. Deberíamos tomar conciencia de que no podemos desplazar a la naturaleza. Los virus no son malos. Nos dan información. Qué información nos da el COVID todavía no lo sabemos. Y eso genera stress, lo que es peligroso porque abre las puertas para la entrada de otras cosas. No hay que tener miedo: hay que tener cuidado. Estamos en contacto permanente con los virus. No podemos vivir en ambientes artificiales: somos parte de la biósfera. Hay una mirada holística e integral que hemos perdido.

FUENTE: Lic. Ariel Levatti.