INTRODUCCIÓN

Con el transcurrir de los años se profundiza el conocimiento y comprensión de la vida animal.

La interpretación de sus movimientos, de sus gestos, de sus llamadas, permiten saber qué quieren expresar.

Quién no puede sentir alguna vibración frente al llamado lastimero de una gata buscando sus crías o frente a los aparatosos movimientos y potentes gritos de alarma de los teros, cuando algún peligro acecha a sus pichones.

El hombre, ese ser “superior”, ¿con qué derecho puede disponer de la vida de los animales? Ha domesticado a varias especies con distintos fines. Creo que es suficiente para su subsistencia. Por eso pregunto: ¿es necesario que continúe matando?

El ser humano a pesar de su innato instinto de matar (y si no por qué las guerras y demás crímenes) mediante la educación tiene que llegar a respetar la vida animal, hasta en sus más bajas escalas evolutivas.

Actualmente, el materialismo desplaza los sentimientos humanos, están invertidos los valores. La indiferencia y la violencia nos están atrapando, pregunto: ¿este es el camino?, ¿o revertimos esta situación? La prepotencia, la vanidad, la agresividad, el no respetar el derecho de los demás, es moneda corriente.

Poco a poco el hombre se fue alejando de la naturaleza, esto lleva a que su interior se vacíe, está falto de parte de la creación.

Pocas personas se detienen a observar pequeños componentes, como los líquenes, los hongos o los insectos, aparentemente insignificantes, pero que forman parte y enriquecen nuestro mundo. Insisto en la educación como medio de comprensión y de conservación de la naturaleza, como también en otros aspectos de la vida. Al existir la educación, no tendrían por qué existir las leyes. Pero, si el hombre va en busca de la autodestrucción, y si éste es el irremediable camino ¿cuál es la respuesta?…

De Animales y de Hombres