INTRODUCCIÓN

En los últimos años, la deforestación y el avance desmedido de las actividades agrícolas y ganaderas hacia zonas antes consideradas marginales han causado importantes alteraciones en los ecosistemas naturales. Estas alteraciones se manifiestan en la desaparición de importantes áreas boscosas, en la modificación de la estructura de la vegetación natural remanente, en la sobreexplotación de los pastizales, en el reemplazo de la vegetación natural de las banquinas por cultivos, y en el uso masivo de herbicidas, entre otras.

En este contexto, la finalidad de esta publicación es poner en evidencia la interacción entre las plantas y las aves, y en especial la importancia de las plantas como recurso para la alimentación, conservación y atracción de las mismas.

El alimento que aportan las plantas a las aves es variado, pueden ser brotes, exudados de la corteza, hojas, pimpollos, flores, polen, néctar, frutos, pulpa o tejidos carnosos de frutos o semillas, semillas, dependiendo de las especies.

Es importante tener presente que muchas aves actúan como agentes de dispersión de numerosas especies de plantas. Esto puede resultar positivo en el caso de la dispersión de especies nativas, enriqueciéndose así las áreas naturales de bosques o pastizales. O resultar negativo si de este modo se diseminan especies exóticas invasoras, que compiten y desplazan a las plantas nativas, como ocurre en distintos lugares de la provincia de Santa Fe y Córdoba con el “ligustro” o la “acacia negra”. Por otro lado, la “mora” (Morus alba) es una especie cultivada que actúa como “llamadora” o atractiva para las aves por el tipo de alimento que ofrece, ya que sus frutos son consumidos por 38 especies de aves especialmente desde el mes de octubre hasta diciembre. Conocer estas interacciones, entre otras aplicaciones, permite tomar decisiones de manejos de áreas naturales.

El “Tala” (Celtis ehrenbergiana) y el “Molle” (Schinus longifolius), especies arbustivas o arbóreas comunes de amplia distribución en Argentina, suministran alimentos a través de sus hojas, pimpollos o frutos a 27 y 11 especies de aves, respectivamente, durante casi todo el año. Un comportamiento similar tiene el “Burucuyá” (Passiflora caerulea), una liana que provee alimentos a través de sus hojas y semillas a 13 especies de aves.

Los estudios sobre la alimentación de las aves se pueden basar en el análisis de los contenidos estomacales, lavados estomacales, residuos de las materias fecales, de las egagrópilas o bolos de regurgitación, o como en el caso que nos ocupa, sobre observaciones directas. Salvo este último, los restantes métodos analizan estructuras vegetales que han sufrido distintos grados de alteraciones, ya sea por la trituración o la acción de las secreciones gástricas, lo que en general dificulta enormemente el reconocimiento de la especie vegetal consumida. Por esto último, numerosos trabajos relacionados con la dieta y los hábitos alimenticios de las aves, cuando hacen referencias a la identidad botánica de los elementos vegetales consumidos, se refieren solo al nivel taxonómico de familia o géneros de las plantas, ya que la mayoría de las veces resulta difícil confirmar la identidad de las especies vegetales.

Si bien en los hábitos alimenticios de las aves se ha sintetizado lo observado a campo a través del tiempo en distintas regiones de Argentina, la mayoría de las observaciones fueron realizadas en zonas vecinas a las localidades de Jesús María y Ascochinga (Departamento Colón) de la provincia de Córdoba y de Esperanza (Departamento Las Colonias) y en otras localidades de la provincia de Santa Fe; las mismas pueden extrapolarse a distintas zonas de Argentina.

La presente contribución aporta información sobre 191 especies de plantas que contribuyen de alguna manera a la dieta de 84 especies de aves.

La información se presenta en dos secciones: la primera toma como eje a las plantas, en la segunda el eje corresponde a las especies de aves…

Las Plantas como recurso alimenticio de las aves